La cuestión de la ciudadanía en Estados Unidos ha sido un tema de intenso debate, especialmente durante la presidencia de Donald Trump. Uno de los aspectos más controvertidos de su administración fue su enfoque hacia la inmigración y la ciudadanía, que incluyó propuestas para restringir el acceso a este derecho fundamental.
Trump promovió la idea de reforzar el concepto de «ciudadanía por nacimiento», consagrado en la 14ª Enmienda, que garantiza la ciudadanía automática a cualquier persona nacida en el territorio estadounidense. Sin embargo, durante su mandato, se discutió la posibilidad de cambiar esta interpretación, sugiriendo que solo aquellos con vínculos familiares legalmente reconocidos en EE. UU. podrían ser considerados ciudadanos.
Este enfoque generó numerosas críticas y protestas, ya que muchos argumentaban que podría despojar de sus derechos a millones de niños nacidos en el país. Trump y sus funcionarios sostenían que el sistema actual incentivaba la inmigración ilegal y la explotación de las leyes de ciudadanía para obtener beneficios.
Además, su administración implementó medidas más estrictas en el proceso de naturalización, sugiriendo la posibilidad de una “prueba de lealtad” que evaluaría el compromiso de los inmigrantes hacia los valores estadounidenses.
En cuanto a la posibilidad de que Trump cambie el estatus de ciudadanía después del 20 de enero de 2024, es esencial tener en cuenta que cualquier cambio significativo en las leyes de ciudadanía requiere un proceso legislativo. Esto implicaría presentar proyectos de ley ante el Congreso, donde tendrían que ser aprobados por la Cámara de Representantes y el Senado, además de firmados por el presidente. Por lo tanto, Trump no podría hacer cambios unilaterales sobre la ciudadanía sin la aprobación del Congreso.