El expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva ofrece un discurso hoy junto a su esposa Janja (i) y otros integrantes de su campaña tras su triunfo en la segunda vuelta de las elecciones, en Sao Paulo (Brasil). (EFE/ SEBASTIAO MOREIRA)
El expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva afirmó este domingo que la mayor prioridad en el mandato que asumirá en enero próximo será volver a acabar con el hambre en Brasil, como lo hizo en su primer gobierno.
«Nuestro compromiso más urgente es acabar con el hambre otra vez», afirmó el dirigente progresista en su primer pronunciamiento tras ganar las elecciones ante el actual gobernante, el líder ultraderechista Jair Bolsonaro.
Lula recordó durante toda su campaña que Brasil fue excluido del mapa del hambre de la ONU durante su primer Gobierno (2003-2010) pero que actualmente hay 33 millones de brasileños pasando hambre. «No podemos aceptar como normal que millones de personas no tengan que comer o que consuman menos de las calorías que necesitan», afirmó el líder del Partido de los Trabajadores (PT) en su pronunciamiento en un hotel de la ciudad de Sao Paulo.
El líder progresista afirmó que es inconcebible que un país como Brasil, que es una de las mayores potencias agropecuarias del mundo, el tercer mayor productor de alimentos y el primero de proteínas animales, no «pueda garantizar que todos los brasileños tengan diariamente un desayuno, un almuerzo y una cena».
«Este será nuevamente el compromiso número uno de mi Gobierno», reafirmó el presidente electo en un discurso de cerca de veinte minutos que concluyó afirmando que «combatir la miseria es la razón por la que viviré hasta el fin de mi vida».
El dirigente del PT también manifestó como prioridad el combate a la pobreza y las desigualdades.
«No podemos aceptar como normal que familias enteras vivan en la calle, expuestas al frío, el hambre y la violencia», aseguró al anunciar que reciclará algunos de los programas de su primer Gobierno, como el destinado a facilitarle a los pobres el acceso a vivienda propia.
«Brasil no puede más convivir con ese muro de concreto y desigualdad que separa al país en partes que no se reconocen. El país necesita reconocerse y reencontrase consigo mismo», dijo.
Lula admitió que tendrá que gobernar en una situación muy difícil, dada la coyuntura económica negativa, pero dijo esperar encontrar una salida con la ayuda de la población.
Agregó que la victoria en las elecciones de este domingo no fue suya ni del PT ni de los otros nueve partidos que lo respaldaron sino de un movimiento que surgió para defender la democracia por encima de los partidos y de las ideologías.Afirmó que los electores dejaron claro que no solo desean más democracia sino también más inclusión social y más respeto.
«En suma, el pueblo brasileño desea más y no menos libertad, igualdad y fraternidad», afirmó.
«El pueblo brasileño desea participar en la toma de decisiones, desea más que protestar porque está con hambre, porque no tiene empleo, porque no tiene acceso a salud y educación. Quiere comer bien, vivir bien, quiere empleo bien remunerado, quiere políticas públicas de calidad, quiere libertad religiosa y libros en lugar de armas», afirmó.
También dijo que la política económica tiene que funcionar como un instrumento para mejorar la vida de los brasileños y no para perpetuar las desigualdades.
Lula, con el 50.90 % de los votos válidos, derrotó a Bolsonaro (49.10 %), que aspiraba a ser reelegido, en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales de Brasil.